El mundo me vendia dioses de todos los tamanos.
Los habia para todos los gustos y necesidades,
De todo color; pero siempre a la medida humana.
Probe un dios y dejo en mi un vacio
Mucho mas grande del que inicialmente tenia.
Probe otro, y quede llena de terror.
Compre un dios que parecia mas verdadero,
Pero mi alma siguio insatisfecha.
Me recomendaron entonces que me viera sin dios,
Argumentando que el hombre
es un ser superior e independiente
que puede labrar por si mismo su destino...
Asi camine algunos anos,
Tratando de convencerme que mi necesidad espiritual
no tenia la forma de Dios.
Pero una voz interior reclamaba
Desde lo mas profundo a un ser todopoderoso,
que fuera amor y que a la vez me amara.
Trate de acallar esa voz,
y me enrede en filosofias humanas que la negaban.
Pero ese Dios que no conocia era real.
Se revelo a mi como el Senor Todopoderoso,
Y me rescato de mis tinieblas.
El es el Pastor que apacienta con ternura su rebano,
Llevando en sus brazos a los corderos,
Pastoreando suavemente a las recien paridas...
Asi me pastoreo a mi!
Que seria de esta humanidad sin un Dios de Amor?
He conocido un gran poder,
su senorio sobre el universo y su ternura.
No necesitamos nada mas,
Solo su dulce y poderosa presencia.
Por: Patricia Adrianzen de Vergara
Peru
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